Si estás dentro de casa y oyes los cencerros a tu puerta sonar, no te asustes son Los Cirigüelos de San Sebastián.
20 de enero San Sebastián el primero. El primero porqué es la primera fiesta o tradición que se celebra en El Real de San Vicente, después de las navidades.
Antiguamente los quintos llegando esta fecha salían a la calle con sus cencerros vestidos de Cirigüelos: pantalón negro, camisa blanca y varios pañuelos a la cabeza. Recorrían las calles del pueblo haciendo sonar grandes cencerros, colgados en su espalda, y tratando de levantar las faldas a La Hilandera, otro quinto vestido de mujer. Para disuadirlos de este atrevimiento está La Maravaca, que es el compañero de La Hilandera y que, vestido a la antigua usanza, tiene que impedir que los atrevidos Cirigüelos descubran el secreto que La Hilandera guarda bajo sus faldas. En su lucha por protegerla, intenta descubrir la cabeza de los Cirigüelos quitándoles el pañuelo, ayudado por un tenedor de madera de dos dientes. Según la tradición, el Cirigüelo que se quedaba sin pañuelo tenía que pagar una arroba (16 litros) de vino. Es por este motivo que los jóvenes quintos cubrían su cabeza con varios pañuelos.
Los Cirigüelos también en su vestimenta no faltan dos faltriqueras. Hace años a los quintos en su recorrido por las calles del pueblo, los realeños, que salían de sus casas para verles pasar, les daban algún dinero o algo de comer, generalmente un chorizo, una morcilla a algo de la matanza, que por estas fechas casi todas las familias de El Real hacia poco que habían hecho, estos manjares se guardaban en las faltriqueras. Después los quintos se reunian para dar cuenta de todo lo recibido, el vino, como sea dicho anteriormente, lo pagaba el Cirigüelo al que descubrían la cabeza, es decir, al que la Maravaca le quitaba los pañuelos.
Esta tradición, como otras muchas, se perdió en el limbo de los tiempos, fruto del progreso y de esa renuncia, tan equivocada, al pasado, a las viejas costumbres. En El Real llevamos cuatro años recuperando esta antigua tradición, aunque no son los quintos quienes ahora representas estos personajes, sino el colectivo de jubilados, quienes organizan y hacen esta fiesta. El ayuntamiento también ayuda y obsequia con un aperitivo y un refresco para todo el mundo, después de la representación. Esta año ha habido más participantes y – más jóvenes – representando a los Cirigüelos. Aunque los quintos, que haberlos los hay, siguen sin participar.
Durante el recorrido por las calles del pueblo, se decían en forma de coplillas y romance, sucesos y anécdotas ocurridas a lo largo del año en el pueblo. Este año se contó como Daniel, el travieso, quiso quitarles la merienda a las lavanderas en agosto.
También se contó unas coplillas sobre una televisión privada.
Recordar estas tradiciones de otros tiempos, no está reñido con vivir el presente y mucho menos con renunciar al futuro, más bien es todo lo contrario: conociendo nuestro pasado podremos construir mucho mejor nuestro futuro.
Antonio Sánchez
Fotos Isabel Ramos
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